miércoles, 12 de octubre de 2011

La primavera mejora el ánimo de ocho de cada diez personas



Comparto con ustedes una nota periodística escrita por Verónica Dema, redactora de Ciencia y Salud del diario La Nación, que fue publicada el 11 de octubre y trata sobre los cambios de ánimo que produce la llegada de la primavera.

No es casualidad que quienes habitan en países cálidos tengan buen humor y hasta más deseo sexual. La primavera mejora el ánimo de ocho de cada diez personas. Especialistas consultados por LA NACION hablan de las razones de esta tendencia.

El psiquiatra y jefe de la sección de Enfermedades Neurocognitivas del Departamento de Medicina del Instituto Cemic, Fernando Taragano, manifiesta que en esta época del año el diagnóstico es súmamente optimista ya que las temperaturas cálidas aumentan la predisposición emocional y sensitiva de las personas. "No es casual que se relacione a las poblaciones de las zonas tropicales con una mayor actividad sexual", empieza por decir Taragano.
Según explica, los cambios en la temperatura y la presión atmosférica, y la sucesión de días con más calor y luz producen un aumento de melatonina y feromonas, dos hormonas que estimulan la actividad sexual. Por otro lado -agrega- la multiplicidad de colores que ofrece la naturaleza en primavera y los tonos vivaces de la ropa aumentan los estímulos visuales favoreciendo el despertar del deseo y las fantasías. "Hay una vía neurológica que va desde la retina hasta el hipotálamo. En primavera, la luz moviliza la vía retino-hipotalámica y activa la eclosión hormonal", asegura el especialista.
Por su parte, el jefe de la sección Neurología Cognitiva y Conductual Hospital Italiano, Angel Golimstok, coincide y habla de los ciclos biológicos que tienen que ver con el sueño y la vigilia. "Ese reloj biológico -explica- está regulado por el núcleo supraquiasmático, que está vinculado con los mecanismos que regulan los estímulos luminosos y que controlan los ritmos circadianos y las variaciones diarias de la síntesis de melatonina".
En términos menos científicos, explica que ese tipo de núcleo está muy regido por los ciclos de luz y oscuridad. "De estos ciclos dependen algunas secreciones de algunas sustancias, serotonina fundamentalmente, que tiene una función muy importante en mantener el ánimo. De hecho, cuando disminuye su acción el ánimo tiende a decaer", precisa Golimstok. "Esto explica la depresión estacional vinculada al otoño".
El jefe de Psiquiatría de Ineco, el doctor Marcelo Cetkovich, se explaya sobre el humor y las estaciones del año. Coincide con sus colegas al explicar que nuestra personalidad está dotada con la capacidad de variar en su nivel de energía y vitalidad con relación a las demandas del ambiente.
"Nuestro humor (o ánimo) es la forma en la cual regulamos el modo en que nos vincularnos con el medio, con quienes nos rodean y la forma de actuar según nuestros propios intereses. Dado que nuestro cerebro es el producto del desarrollo de millones de años de un mismo sistema que fue perfeccionándose en forma paulatina, lo que le permitió adaptarse al medio en forma cada vez más eficiente, no es raro que conserve algunos dispositivos o mecanismos ancestrales", señala.
Y agrega: "Uno de ellos es el que adapta nuestro nivel de actividad al medio. Sabemos que los animales que hibernan, como los osos, lo hacen siguiendo claves ambientales; siempre se pensó en la temperatura, pero hace pocos años hemos sabido que un estímulo fundamental para regular nuestra actividad, es la luz. Mediante un complejo mecanismo que utiliza vías de conducción nerviosa que se originan en la retina y pasan por el núcleo supraquiasmático del hipotálamo, se regula la síntesis de la hormona del sueño, la melatonina".
Así, en la primavera es claro que el factor lumínico, más la temperatura y el aumento de los estímulos hacen que tengamos tendencia a estar más alegres porque el entorno favorece nuestra actividad para buscar alimento y aparearnos. "Es evidente que el clima es uno de los tantos factores que moldea nuestra carácter. Sin lugar a dudas, un clima adverso genera que conseguir alimento requiera un esfuerzo extra; por otro lado, los climas adversos también favorecen conductas introspectivas, así como actividades a puertas cerradas", manifiesta.
Las excepciones
Según explica Cetkovich, la melatonina es una especie de "compuerta": cuando hay luz, se movilizan circuitos que nos activan, cuando esta se va, se movilizan circuitos que nos hacen ir a dormir. "En algunas personas con predisposición a padecer trastornos anímicos, ya sea depresión o trastorno bipolar, se ha observado que tienen una particular sensibilidad para experimentar los cambios en la duración de la luz solar a lo largo de las estaciones del año. Presentan una tendencia a recaer en sus síntomas en los momentos en los cuales los días se acortan, como el otoño, o se alargan, como la primavera", comenta. Así, a este fenómeno se lo llama ritmo o componente estacional de los trastornos afectivos, de hecho, hay un subtipo de depresión que se denomina trastorno afectivo estacional.
Taragano también se explaya en las excepciones, es decir, en aquellas personas en las que la primavera le genera cansancio, malestar general, angustia, cambios de humor, insomnio y sensación de fatiga al momento de realizar tareas habituales. "La astenia primaveral no es una enfermedad. No hay una teoría que explique con criterios científicos por qué se producen estos cambios de ánimo durante la primavera, pero se sabe que el 20% de las personas los padece. Y también que quienes sufren enfermedades psiquiátricas (como depresión o bipolaridad) pueden ver exacerbados los síntomas de su patología durante esta época del año", indica este psiquiatra y jefe de la sección de Enfermedades Neurocognitivas del Departamento de Medicina del Instituto Cemic.
Aunque se desconocen las causas que originan este trastorno estacional, algunas investigaciones advierten que el origen de la astenia primaveral podría estar en el hipotálamo, esta glándula de la que hablaron los especialistas.
Una manera de contrarrestar el impacto de los cambios climáticos es llevar una vida saludable: 
·         Mantener horarios regulares de sueño, durmiendo al menos ocho horas diarias
·         Nutrir el organismo con una dieta rica y equilibrada en proteínas, verduras y frutas
·         Beber al menos dos litros de agua diarios
·         Hacer actividad física, al menos media hora por día
·         Evitar el consumo de sustancias tóxicas, bebidas alcohólicas y tabaco
·         Consultar a un especialista



Imagen: Fotografía/Archivo La Nación 


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